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El agua es la base de la vida. Es un recurso crucial para la humanidad,
que genera y sostiene la prosperidad económica y social. También es un
elemento central de la regulación natural de los ecosistemas y el clima.
La Directiva marco del agua (DMA) de la UE, adoptada en el año 2000,
tiene un planteamiento pionero de la protección del agua, basado
en las formaciones geográficas naturales; en concreto, las cuencas
hidrográficas. La Directiva definía plazos concretos, con 2015 como
año límite en el que todas las aguas europeas debían estar en buenas
condiciones.
En Europa, el agua está sometida a presiones. Las actividades
económicas, el aumento de la población y la urbanización imponen una
tensión creciente sobre los recursos de agua dulce de todo el continente.
Si no se adoptan acciones más enérgicas, el 47% de las aguas
superficiales de la UE no tendrá un buen estado ecológico en 2015.
Alrededor del 25% de las aguas subterráneas tienen un estado
químico deficiente debido a la actividad humana. Y no solo eso:
también se desconoce cuál es el estado químico del 40% de las
aguas superficiales, lo que revela que el seguimiento es inadecuado
en muchos Estados miembros.
El Plan para salvaguardar los recursos hídricos de Europa publicado
en 2012 identifica los obstáculos que existen para una mejor gestión
del agua, ofrece soluciones especificas y establece la agenda política
sobre el agua de la UE para los próximos años.
Hecho 1: El agua de Europa está sometida
a presiones
Todos necesitamos agua, y no solo para beber. La sociedad
utiliza agua para crear y sostener su crecimiento económico
y su prosperidad, mediante actividades tales como la
agricultura, la pesca comercial, la producción de energía, la
fabricación de bienes, el transporte y el turismo. El agua es
un elemento central de los ecosistemas naturales y de la
regulación del clima. Pero su disponibilidad es especialmente
vulnerable al cambio climático. Los científicos advierten de
un mayor riesgo de sequías e inundaciones en las próximas
décadas. La demanda general de agua está aumentando,
lo cual aumenta la tensión sobre los recursos disponibles.
Al mismo tiempo, la calidad del agua se ve amenazada
por la contaminación, la sobreexplotación y los cambios
hidromorfológicos impuestos por la industria, la agricultura,
el desarrollo urbano, las defensas contra las inundaciones,
la generación de electricidad, la navegación, los usos
recreativos o la descarga de aguas residuales. Y la lista no
termina ahí.
Hecho 2: La acción de la UE es necesaria,
porque las cuencas hidrográficas y la
contaminación no entienden de fronteras. El
enfoque basado en las cuencas hidrográficas
es el más adecuado para gestionar el agua.
Los ríos no se detienen al llegar a la frontera de un país. Todo
lo contrario, cruzan varios países hasta que desembocan en
el mar. Todos los Estados miembros de la UE —excepto
las islas como Chipre y Malta— comparten aguas con sus
países vecinos. Una cuenca hidrográfica cubre la totalidad
del sistema de un río: desde los nacimientos de los
pequeños afluentes hasta el estuario. E incluso las aguas
subterráneas. La UE y los Estados miembros han dividido
las cuencas hidrográficas y sus zonas costeras asociadas
en 110 demarcaciones hidrográficas, 40 de las cuales son
internacionales y transfronterizas, y cubren alrededor del
60% del territorio de la UE.
La gestión integrada de las cuencas hidrográficas plantea
de forma holística la protección de las masas de agua en
su totalidad, sus fuentes, afluentes y la desembocadura del río. El enfoque basado en las cuencas hidrográficas es el
más adecuado para gestionar el agua.
La Directiva marco del agua obliga a los Estados miembros
a redactar planes hidrológicos de cuenca para salvaguardar
todas y cada una de las 110 demarcaciones.
Hecho 3: Las aguas deben alcanzar un buen
estado ecológico y químico, para proteger la
salud humana, el suministro, los ecosistemas
naturales y la biodiversidad
La definición de estado ecológico hace referencia a la
abundancia de flora acuática y fauna piscícola, al contenido
de nutrientes y a aspectos tales como la salinidad, la
temperatura y la presencia de contaminantes químicos.
Asimismo, se tienen en cuenta características morfológicas,
como la cantidad de agua, el caudal, la profundidad y la
estructura de los lechos fluviales.
La DMA clasifica el estado ecológico de las aguas superficiales
en cinco categorías: excelente, bueno, aceptable, deficiente y
malo. Un estado «excelente» significa que no existe presión
humana, o que esa presión es muy baja. Un estado «bueno»
significa que existe una «ligera» desviación con respecto
al estado excelente, un estado «aceptable» implica una
desviación moderada, y así sucesivamente.
La UE tiene más de 100000 masas de agua superficial:
el 80% de ellas son ríos, el 15% son lagos y el 5% son
aguas costeras y de transición. Un mismo río puede estar
compuesto por distintas masas de agua, que pueden
encontrarse en diferentes estados.
El diagrama de más abajo muestra un río con agua de alta
calidad en su curso alto y aguas gradualmente más
contaminadas río abajo.
Para caracterizar el buen estado químico se han
establecido normas de calidad ambiental para 45 nuevos
contaminantes químicos y para otros ocho contaminantes
previamente regulados, de alta incidencia en la UE. En
este sentido, la DMA está respaldada por otros textos
legislativos de la UE, como la reglamentación REACH sobre
productos químicos, la Directiva de emisiones industriales
(DEI) y la reglamentación de la UE sobre pesticidas.
Las normas aplicables a las aguas subterráneas son
ligeramente distintas; el objetivo de la DMA consiste en
obtener un buen estado químico y cuantitativo. Los Estados
miembros deben utilizar datos geológicos para identificar los
volúmenes de agua presentes en los acuíferos subterráneos
y limitar la extracción a un porcentaje de su capacidad de
recarga anual. Las aguas subterráneas no pueden estar
contaminadas en absoluto. Debe detectarse e interrumpirse
cualquier forma de contaminación que las afecte.
Hecho 4: La implicación de la ciudadanía
es esencial
De acuerdo con la DMA, los Estados miembros deben llevar
a cabo amplios procesos de consulta con el público y con las
partes interesadas orientados a identificar los problemas,
las soluciones y sus costes, todo ello con el fin de incluirlo en
los planes hidrológicos de cuenca. Para ello se requiere una
consulta exhaustiva, de al menos seis meses de duración,
sobre los borradores de los planes en 2015. Posteriormente,
deberá hacerse una nueva consulta cada seis años con
motivo de las actualizaciones de los planes.
El apoyo y la implicación pública es una condición previa
esencial para la protección de las aguas. Sin el respaldo de
la ciudadanía, las medidas legislativas están condenadas al
fracaso. Los ciudadanos europeos tienen que desempeñar
un papel importante en la puesta en práctica de la DMA, y
deben ayudar a los gobiernos a llegar a un equilibrio entre
los aspectos sociales, medioambientales y económicos que
entran en juego.
Hecho 5: Algunos avances, pero todavía
mucho por hacer
La Directiva se aplica mediante ciclos recurrentes de seis
años de duración; el primero de ellos cubre el periodo
2009-2015. Cuando la Directiva entró en vigor, lo primero
que tuvieron que hacer los Estados miembros fue definir
geográficamente sus demarcaciones hidrográficas e
identificar a las autoridades responsables de la gestión del
agua (2003). El siguiente paso fue llevar a cabo un análisis
conjunto económico y medioambiental (2004). En 2006, los
países debían poner en marcha sus redes de seguimiento
del agua.
2009 era el año límite para que los Estados miembros
presentasen sus planes de gestión de las cuencas
hidrográficas y sus programas de medidas para cumplir los
objetivos de la DMA. En 2010 se introdujeron políticas de
precios del agua.
En 2012, la Comisión publicó su tercer plan de implantación.
En él se decía que, en 2009, el 43% de las masas de agua
superficial se encontraban en buen estado, y que se espera
que esta cifra aumente al 53% para 2015, gracias a las
medidas previstas por los Estados miembros. El problema
es el otro 47% de las aguas, que no estarán en buen estado
en 2015 si no se toman medidas adicionales.
El Plan para salvaguardar los recursos hídricos busca vencer
los obstáculos que dificultan el avance, mediante una mejor
implantación y una mayor integración de los objetivos
políticos. También trata de llenar lagunas legislativas. Este
Plan pone el acento en cuestiones tales como el uso del
suelo, la contaminación de las aguas, la eficiencia hídrica,
la resiliencia y la mejora de la gobernanza.
Hecho 6: La gestión del agua tiene muchas
dimensiones políticas; la integración es la única
manera de avanzar en el uso sostenible del agua
El agua forma parte de una enorme variedad de actividades
económicas y, por tanto, de las políticas que las regulan.
Por ejemplo: la agricultura, el uso y el desarrollo del suelo,
la generación de energía, la navegación por las aguas
continentales, la industria manufacturera o el turismo, por
citar solo algunas.
Todas estas actividades económicas dependen —al igual
que todos nosotros— de unos ecosistemas acuáticos sanos,
que aportan alimentos y agua, y que son esenciales para la
salud humana y para la regulación del clima. Por ejemplo,
los humedales aportan servicios de almacenamiento
de agua, purificación y absorción de carbono que, si los
cuantificamos en términos económicos, valen miles de
millones de euros.
Es preciso integrar una correcta gestión del agua en todas
estas áreas. Precisamente por eso, la DMA tiene en cuenta
todos los aspectos del uso y el consumo de agua.
Hecho 7: El cambio climático impone desafíos
de cara al futuro
En las próximas décadas, el cambio climático planteará
grandes retos a la gestión del agua en la UE. Es probable
que produzca:
• Menores precipitaciones en forma de lluvia y temperaturas
estivales más altas, especialmente en el Sur y el Este,
incrementando la presión sobre unos recursos ya escasos.
El Plan para salvaguardar los recursos hídricos propone una
serie de medidas de eficiencia, como el cálculo del caudal
ecológico (es decir, el agua que necesitan los ecosistemas
para sobrevivir); el desarrollo de una contabilidad del agua
que ayude a asignar los recursos de forma más eficiente;
la reutilización del agua para el riego o la industria; la
medición y tarificación del agua, y los criterios de diseño
ecológicos para productos relacionados con el agua.
• Más lluvias y mayor riesgo de inundaciones, sobre todo
en el Norte. La frecuencia de las inundaciones está
aumentando en Europa Oriental, Reino Unido e Irlanda.
Según las aseguradoras, la frecuencia de los episodios
de inundaciones ha aumentado en un factor de dos en
Alemania y Europa Central desde 1980. En el periodo
1989-2008, las inundaciones supusieron el 40% del
total de daños económicos en Europa. La Directiva sobre
inundaciones de 2007 adoptó un enfoque anticipativo
y exigió a los Estados miembros que desarrollasen planes
de gestión de los riesgos de inundación para 2015, de
forma coordinada con el siguiente ciclo de PGCH (2016-
2021). El Plan para salvaguardar los recursos hídricos
promueve las infraestructuras verdes, por ejemplo,
la restauración de las llanuras de inundación, como una
manera de trabajar a favor de la naturaleza para reducir
los riesgos de inundación.
Recursos útiles:
Política del agua de la UE, Plan para salvaguardar los recursos
hídricos y enlaces a los planes hidrológicos de cuenca:
http://water.europa.eu/policy
Fichas sobre el agua:
http://ec.europa.eu/environment/water/participation/notes_en.htm
Mapas y gráficos:
http://ec.europa.eu/environment/water/water-framework/facts_
figures/index_en.htm
Estrategia común de implantación:
http://ec.europa.eu/environment/water/water-framework/
objectives/implementation_en.htm
Asociación europea para la innovación en aguas (EIP):
http://ec.europa.eu/environment/water/innovationpartnership/
index_en.htm
CIRCABC – Sistema de intercambio de información:
https://circabc.europa.eu/faces/jsp/extension/wai/navigation/
container.jsp
WISE: Water Information System in Europe - Sistema Europeo
de información sobre el agua:
http://water.europa.eu
Agencia Europea de Medio Ambiente – agua:
www.eea.europa.eu/themes/water
Fuentes de la sección «¿Sabía que...»:
http://www.waterfootprint.org/?page=files/home
http://www.eea.europa.eu/articles/the-water-we-eat
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