¿Cual es su importancia del Atlas del Agua -
Chile 2016?
El gobierno chileno se propuso enfrentar, desde
un principio, el severo problema de escasez por el que atraviesa, producto de los efectos del cambio climático que ha
afectado al mundo entero. Ya no
es posible enfrentar esta situación sólo con medidas temporales
o de urgencia, sino con una nueva estrategia que permita enfrentar con éxito este complejo desafío.
El Atlas del Agua es un compendio para
especialistas, profesionales, sector público y privado, para que puedan
disponer de información relevante y actualizada sobre los recursos
hídricos del país, así como de su utilización; las tendencias en
el consumo y la disponibilidad; la institucionalidad y entidades
vinculadas a la gestión del recurso y las cuencas que conforman
las respectivas macrozonas.
El cambio climático
ha instalado con mayor frecuencia uno de los peores fenómenos
meteorológicos que puede afectar al planeta: la sequía. Esta
condición ha tenido un profundo impacto sobre los sistemas
de vida y sustento de la población, aquejando el desarrollo de
las actividades económicas y sociales del país. El gran desafío
propuesto por las autoridades está enfocado en disminuir el
impacto que está ocasionando o puede ocasionar la sequía a fin
de permitir la sostenibilidad del recurso a lo largo del tiempo. En
otras palabras, se requiere aprender a hacer más con menos.
Presentación del documento:
Capítulo 1
Chile en el mundo
Desde una perspectiva hídrica, el país posee 101 cuencas
hidrográficas3 cuyas aguas superficiales y subterráneas están
distribuidas en 756.102 km2 de territorio. En ellas encontramos
1.251 ríos4 y 12.784 cuerpos de agua, entre lagos y lagunas. A
ello se suman 24.114 glaciares, los que pueden aportar al caudal
de escorrentía en el estiaje de periodos secos. La precipitación
promedio a nivel país es de 1.525 mm/año. Una parte de esta
precipitación se transforma en escorrentía, la cual circula en forma superficial por las diferentes cuencas, siendo el promedio
total a nivel país de 29.245 m3/s. A modo de ejemplo, con esta
cantidad de metros cúbicos por segundo de escorrentía se puede
llenar en un año 165 veces la Laguna de La Laja.
1.1 Chile: País de Contrastes
1.2 Macrozonas
1.3 Cuencas Hidrográficas
1.4 Cuencas Representativas
Capítulo 2
Nuestra agua
2.1 Servicio Hidrométrico Nacional
2.2 Precipitación
2.3 Glaciares
2.4 Ríos y Escorrentía
2.5 Lagos y Lagunas
2.6 Acuíferos
2.7 Niveles de Pozos
2.8 Calidad de Aguas
Capítulo 3
El Agua, un bien escaso
3.1 Declaraciones de Agotamiento de Aguas Superficiales
3.2 Decretos de Reserva
3.3 Áreas de Restricción y Zonas de Prohibición para la Extracción de Aguas Subterráneas
3.4 Monitoreo de Planes de Alerta Temprana
3.5 Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado
3.6 Sitios Ramsar
Capítulo 4
Gestión del agua
4.1 Derechos de Agua
4.2 Disponibilidad Hídrica
4.3 Declaración de Zona de Escasez Hídrica
4.4 Organizaciones de Usuarios
4.5 Estimaciones de Demanda de Agua
4.6 Agua Potable
4.7 Desalinizadoras
4.8 Embalses
Capítulo 5
Desafíos futuros
Los resultados de distintos escenarios proyectados para el futuro
coinciden en pronosticar aumentos de temperaturas y variación
de precipitación, según la zona geográfica del país. Este análisis
requiere considerar la climatología reciente de Chile y compararla
con la simulación de escenarios futuros en un periodo de tiempo
definido. Es del caso que si utilizamos las simulaciones efectuadas
por la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), los resultados de
estos pronósticos para el periodo 2030-2059 indican que para
las Macrozonas Norte, Centro y Sur, se esperan aumentos de
temperaturas mínima y máxima promedio del orden de 1 a 2°C
con respecto del escenario base comprendido entre los años
1970 y 1999. Por otra parte, con relación a la precipitación, ésta
disminuiría en las Macrozonas Centro y Sur hasta en un 50% con
respecto al escenario base, pudiendo disminuir hasta un 80%
en la Macrozona Norte. Finalmente, en la Macrozona Austral se
produciría un aumento de 1 a 2°C de las temperaturas mínimas
promedio y una disminución de 2 a 3°C de las temperaturas
máximas promedio. Además, se espera un aumento de 15% a
20% en las precipitaciones en esta misma Macrozona.
La información presentada en este Atlas y los efectos del cambio
climático, plantean el gran reto de abordar adecuadamente
la sequía y la recurrencia de los eventos extremos. Sin embargo,
la institucionalidad, normativa y actual política de gestión
del agua no están todavía a la altura para resolver estos problemas.
Es por ello que se considera necesario abordar, entre otros, los
siguientes desafíos:
1.-Crear herramientas adecuadas para la heterogeneidad
hídrica de Chile y enfrentar los impactos del cambio
climático. La información que presenta este Atlas
evidencia grandes diferencias de magnitud de las variables
hidrometeorológicas a lo largo del país. Las normas y
herramientas actuales tienden a aplicarse en forma
homogénea y no según la realidad geográfica de cada región
o cuenca. Por otra parte, la proyección de escenarios futuros
y los reiterados eventos extremos evidencian la necesidad de
avanzar en la búsqueda y generación de nuevas fuentes de agua, así como de planes y políticas tendientes a facilitar la
construcción de infraestructura hidráulica de acumulación de
agua, que permita regularla y almacenarla, tanto para mitigar
eventos extremos, como para disponer de ella en épocas de
escasez.
2.- Contar con un marco legal e institucional que considere tanto
la diversidad y la escasez hídrica como fenómenos reales. Se
precisa, además, modificar el marco normativo priorizando la
subsistencia humana a través del acceso de la población al
agua potable.
Esto ha comenzado a recogerse en las modificaciones
legislativas que se encuentran en curso, propendiendo
además, a aumentar las capacidades de información, gestión,
fiscalización y protección ambiental del agua, tanto para
asegurar un acceso equitativo a ésta como para la preservación
del recurso en el futuro. Así mismo, se busca incorporar
mecanismos de generación de información que permitan a la
autoridad conocer y fiscalizar las extracciones de agua en los
principales ríos, canales, cuerpos de agua y acuíferos, lo que
posibilitará conocer de un mejor modo la magnitud de los
diferentes usos del agua en el país, y mejorar la gestión del
recurso.
También se encuentra en trámite un proyecto de ley que
regulará los Servicios Sanitarios Rurales, el que busca proteger
y preservar el carácter asociativo y participativo de los Comités
y Cooperativas de APR, generando formas de reconocimiento y
protección preferente de sus derechos.
3. Una nueva institucionalidad del agua que permita
establecer coordinaciones interinstitucionales para avanzar
hacia una gestión integrada del recurso hídrico; definir una
política nacional de agua y una gobernanza adecuada para el
conocimiento, investigación y gestión de ésta. Ello significa:
3.1.-Disponer de una Política Nacional del Agua vinculante,
que establezca los objetivos de interés nacional para
garantizar el acceso al agua y su aprovechamiento eficiente
y sustentable. Esta política deberá ser el marco de referencia
dentro del cual deberán interactuar el sector público y el
privado para un manejo multisectorial y articulado que
permita una gestión integrada de los recursos hídricos.
3.2.-Considerar un Plan Nacional de Recursos Hídricos a cinco
años, entendido como un instrumento estratégico orientado
a implementar y coordinar las políticas nacionales, planes
y programas relacionados directa e indirectamente con
el agua en una visión conjunta de los recursos hídricos en
el corto, mediano y largo plazo. El Plan servirá de carta
de navegación no sólo para las inversiones y la solución
de problemas críticos relacionados con el agua a nivel
nacional, sino también para la elaboración de instrumentos
a nivel sectorial y regional con el fin de alcanzar una visión
común.
3.3.- Generar una adecuada gobernanza para la gestión
del agua por cuencas, entendida como el conjunto de
sistemas políticos, sociales, económicos y administrativos
implementados para el desarrollo y gestión de los recursos
hídricos y la provisión de servicios de saneamiento en los diferentes niveles de la sociedad. En este sistema, la
autoridad debiera jugar un papel que facilite la participación
y coordinación de los distintos actores. El éxito depende de
que en todo momento se realice una buena comunicación
en todos los sentidos. La gobernanza integrada por cuencas
necesariamente se encuentra relacionada con la nueva
institucionalidad del agua.
3.4.-Lograr la implementación de una Gestión Integrada
de Recursos Hídricos (GIRH) en todas las cuencas del
país, donde las políticas públicas permitan generar las
condiciones para que la gestión del agua no sea sólo
integrada, sino también sustentable, tanto para el medio
ambiente como para las actividades productivas. Para
lo anterior, resulta necesario integrar en las decisiones y
administración del agua a todos los actores de las cuencas
para así avanzar hacia una mejor gestión del recurso
hídrico, entendida como un proceso que promueve la
gestión y el desarrollo coordinados del agua, el suelo y
los otros recursos relacionados, con el fin de maximizar
los resultados económicos y el bienestar social de forma
equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los
ecosistemas vitales.
4.- Mejorar el conocimiento de los sistemas hídricos del país. En
Chile, en los últimos 100 años el monitoreo y análisis de datos
de las distintas variables hidrometeorológicas, morfológicas
y geofísicas ha permitido generar conocimiento y entender
el funcionamiento de los sistemas hídricos superficiales y
subterráneos dentro del territorio nacional. Sin embargo, aún
quedan tareas pendientes y retos por cumplir. Se considera
necesario mejorar y ampliar las redes de medición de aguas
superficiales y subterráneas de la DGA de manera de disponer
de información oportuna que sirva de apoyo en la toma de
decisiones. Para ello, se han iniciado coordinaciones para
ampliar la base de datos de información hidrometeorológica
de la DGA mediante un convenio para acceder a los datos
de las estaciones meteorológicas de la DMC, considerando
también cooperación entre servicios para la predicción de
catástrofes asociadas a fenómenos climáticos extremos y sus
necesarios mecanismos de adecuación y respuesta por parte
de las autoridades.
5.- Además de la generación de datos, se requiere avanzar en la
Investigación en Recursos Hídricos. Actualmente se trabaja
en crear las alianzas necesarias con Universidades y Centros
de investigación con el fin de aumentar el conocimiento
del comportamiento de los recursos hídricos en el país y
que permita abordar su gestión dentro del escenario de
incertidumbre climática y creciente escasez hídrica. Se ha
propuesto, además, mejorar y complementar las plataformas
de información de los recursos hídricos a nivel de cuencas y un
trabajo coordinado con el Instituto Nacional de Hidráulica a fin
de que éste profundice su ámbito de acción en investigaciones
hidrogeológicas, recargas de acuíferos y otros aspectos
necesarios de abordar.
6.-Los desafíos para los próximos años dicen relación con buscar
los mecanismos más apropiados y eficientes para hacer ahorro
del agua y abordar con eficiencia las situaciones de escasez,
en especial en aquellos casos que requerirán de importantes
inversiones para mejorar la seguridad hídrica. La diversificación
de las fuentes, incluyendo la incorporación de nuevas como
las desalinizadoras y el desarrollo de infraestructura de
almacenamiento, resultarán clave para contar con agua para
la población en forma segura. Estamos preocupados en buscar
mecanismos innovadores que permitan incorporar estas
mejoras.
7.-Establecer una cultura del agua en la población desde
una aproximación ética. Resulta relevante trabajar con la
ciudadanía en instaurar una cultura del agua, inculcando
desde pequeños la necesidad de conocer, valorar y proteger el
recurso hídrico en todas sus dimensiones y estados.
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