UNESCO
Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de las Naciones Unidas (WWAP)
Preparado por WWAP en nombre de ONU-Agua.
Elaborado por Richard Connor y Engin Koncagül
Fecha: 20 Marzo 2015
El agua es la base del desarrollo sostenible. La reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental se sustentan en los recursos hídricos y en la gama de servicios que proporcionan. Desde la alimentación y la seguridad energética hasta la salud humana y ambiental, el agua contribuye a mejorar el bienestar social y el crecimiento inclusivo, lo cual afecta a la subsistencia de miles de millones de seres humanos.
Visión 2050: el agua en un mundo sostenible
En un mundo sostenible que puede alcanzarse en un futuro próximo, el agua y sus recursos relacionados se gestionan para apoyar el bienestar humano y la integridad del ecosistema en una economía fuerte. Se pone a disposición una cantidad suficiente de agua potable desde el punto de vista sanitario para cubrir las necesidades básicas de todas las personas, protegiendo fácilmente los estilos de vida y comportamientos saludables mediante un suministro de agua y unos servicios sanitarios fiables y asequibles, apoyados a su vez por unas infraestructuras con una extensión equitativa y una gestión eficiente. La gestión de los recursos hídricos, las infraestructuras y el suministro del servicio se financian de forma sostenible. El agua está debidamente valorada en todas sus formas, y las aguas residuales se tratan como un recurso que aprovecha la energía, los nutrientes y el agua dulce para reciclarlos. Los asentamientos humanos se desarrollan en armonía con el ciclo natural del agua y los ecosistemas que lo sustentan, adoptando medidas que reducen la vulnerabilidad y mejoran la resiliencia ante los desastres relacionados con el agua. Los enfoques integrados del desarrollo, gestión y utilización de los recursos hídricos—y de los derechos humanos—son la norma. El agua se gestiona de forma participativa, se basa en todo el potencial de los hombres y mujeres como profesionales y ciudadanos, guiados por una serie de organizaciones capaces y bien informadas, y dentro de un marco institucional justo y transparente.
1.- Las consecuencias del crecimiento sostenible
Las vías de desarrollo no sostenibles y los fracasos de la gobernanza han afectado a la calidad y disponibilidad de los recursos hídricos, y se ha comprometido su capacidad de generar beneficios sociales y económicos. La demanda de agua dulce está aumentando. A menos que se restablezca el equilibrio entre la demanda y el suministro limitado, el mundo se enfrentará a un déficit global de agua cada vez más grave.
La demanda mundial de agua está muy condicionada por el crecimiento demográfico, la urbanización, las políticas de seguridad alimentaria y energética y los procesos macroeconómicos como la globalización del comercio, los cambios en la alimentación y el aumento del consumo. Se prevé que la demanda mundial de agua aumente un 55% en 2050, debido principalmente a las crecientes necesidades de la industria, la producción térmica de electricidad y el uso doméstico.
Las demandas en competencia entre sí obligan a tomar decisiones difíciles y limitan la expansión de sectores cruciales para el desarrollo sostenible, en particular la producción de alimentos y energía. La competencia por el agua—entre “usos” y “usuarios” del agua—aumenta el riesgo de conflictos localizados y desigualdades continuadas en el acceso a los servicios, con un impacto significativo en las economías locales y el bienestar humano.
La excesiva extracción es fruto a menudo de modelos obsoletos de uso y gobernanza de los recursos naturales, en los que el uso de los recursos para el crecimiento económico no está lo suficientemente regulado y se lleva a cabo sin los controles adecuados. Los suministros de aguas subterráneas están disminuyendo, y se calcula que en la actualidad se están explotando en exceso el 20% de los acuíferos mundiales. La alteración de los ecosistemas a través de la incesante urbanización, las prácticas agrícolas inadecuadas, la deforestación y la contaminación son algunos de los factores que están socavando la capacidad del medio ambiente de proporcionar servicios del ecosistema, como agua limpia.
La pobreza persistente, el acceso desigual al agua y a los servicios sanitarios, una financiación inadecuada y una información deficiente sobre el estado de los recursos hídricos, su uso y manejo, imponen restricciones adicionales en la gestión de los recursos hídricos y en su capacidad de contribuir a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.
2.-El agua y las tres dimensiones del desarrollo sostenible
El progreso en cada una de las tres dimensiones del desarrollo sostenible—social, económica y ambienta—está circunscrito dentro de los límites que imponen los recursos hídricos, finitos y a menudo vulnerables, y por la forma en que se gestionan dichos recursos para proporcionar servicios y beneficios.
2.1.-Pobreza e igualdad social
Si bien el acceso al suministro de agua de uso doméstico es crucial para la salud de la familia y la dignidad social, el acceso al agua para usos productivos como la agricultura y las empresas familiares es vital para crear oportunidades de subsistencia, generar ingresos y contribuir a la productividad económica. Invertir en una mejor gestión del agua y de los servicios hídricos puede ayudar a reducir la pobreza y sustentar el crecimiento económico. Las actuaciones hídricas orientadas a aliviar la pobreza pueden marcar una diferencia para miles de millones de pobres que se benefician muy directamente de la mejora en los servicios hídricos y sanitarios a través de la mejora de la salud, la reducción de los costes sanitarios, el aumento de la productividad y el ahorro de tiempo.
El crecimiento económico en sí no supone una garantía de mayor progreso social. En la mayoría de países hay una amplia brecha—a menudo cada vez más amplia—entre los ricos y los pobres, y entre quienes pueden y quienes no pueden aprovechar las nuevas oportunidades. El acceso al agua potable segura y al saneamiento es un derecho humano, y sin embargo su limitada realización en todo el mundo tiene a menudo un impacto desproporcionado entre los pobres, en particular entre las mujeres y los niños.
2.2.-El desarrollo económico
El agua es un recurso esencial en la producción de la mayoría de bienes y servicios, incluidos los alimentos, la energía y las manufacturas. El suministro de agua (en cantidad y calidad) allí donde el usuario la necesita tiene que ser fiable y predecible, para apoyar las inversiones sostenibles desde el punto de vista financiero en las actividades económicas. Una inversión sensata, tanto en infraestructuras materiales como inmateriales, que se financia, efectúa y mantiene de forma adecuada, facilita los cambios estructurales necesarios para impulsar los avances en muchas áreas productivas de la economía. Esto significa a menudo más oportunidades de ingresos para mejorar el gasto en salud y educación, reforzando a su vez una dinámica autosostenida de desarrollo económico.
Pueden obtenerse muchos beneficios si se promueve y facilita el uso de las mejores tecnologías y sistemas de gestión disponibles en el campo del suministro de agua, la productividad y la eficiencia, y si se mejoran los mecanismos de asignación del agua. Este tipo de actuaciones e inversiones concilia el continuo aumento del uso del agua con la necesidad de preservar los activos ambientales fundamentales de los que dependen el suministro de agua y la economía.
2.3.-Protección ambiental y servicios para el ecosistema
La mayoría de los modelos económicos no valoran los servicios esenciales que proporcionan los ecosistemas de agua dulce, que a menudo conducen a un uso insostenible de los recursos hídricos y al deterioro del ecosistema. La contaminación debida a las aguas residuales residenciales e industriales y a la escorrentía agrícola también debilita la capacidad del ecosistema de proporcionar servicios relacionados con el agua.
Los ecosistemas de todo el mundo, en particular los humedales, están en declive. Los servicios de los ecosistemas siguen estando infravalorados, poco reconocidos e infrautilizados en la mayoría de los actuales enfoques económicos y de gestión de recursos. Un enfoque más holístico de los ecosistemas para el agua y el desarrollo, que mantenga una mezcla beneficiosa entre infraestructuras naturales y artificiales, puede garantizar el máximo de beneficios.
Los argumentos económicos pueden hacer que la conservación de los ecosistemas sea un tema de interés para políticos y planificadores. La evaluación de los ecosistemas demuestra que los beneficios superan con creces los costes de las inversiones relacionadas con el agua en la conservación del ecosistema. Dicha evaluación también es importante para valorar los equilibrios en la conservación de los ecosistemas, y puede utilizarse para informar mejor a los planificadores de desarrollo. La adopción de una “gestión basada en el ecosistema” es clave para garantizar la sostenibilidad del agua a largo plazo.
3.-El papel del agua para hacer frente a los retos cruciales del desarrollo
Las interrelaciones entre el agua y el desarrollo sostenible van mucho más allá de su dimensión social, económica y ambiental. La salud humana, la seguridad alimentaria y energética, la urbanización y el crecimiento industrial, así como el cambio climático, constituyen desafíos cruciales en los que las políticas y las acciones en la base del desarrollo sostenible pueden fortalecerse (o debilitarse) a través del agua.
La falta de suministro de agua, saneamiento e higiene (representado por la sigla WASH en inglés) supone un coste enorme para la salud y el bienestar y representa un elevado coste financiero, que incluye una pérdida considerable de actividad económica. Con el fin de lograr un acceso universal, es necesario el progreso acelerado en los grupos desfavorecidos y garantizar la no discriminación en los servicios de abastecimiento de agua, saneamiento e higiene. Las inversiones en agua y servicios de saneamiento se traducen en beneficios económicos sustanciales; en las regiones en desarrollo, el rendimiento de la inversión se ha estimado entre 5 y 28 dólares estadounidenses por dólar. Se ha calculado que se necesitarían unos 53.000 millones de dólares estadounidenses en un plazo de cinco años para alcanzar la cobertura universal, una pequeña suma, dado que representaba menos del 0,1% del PIB mundial en 2010.
El aumento del número de personas que no tienen acceso al agua ni al saneamiento en las áreas urbanas está directamente relacionado con el rápido crecimiento de las poblaciones de los barrios marginales en el mundo en desarrollo y con la incapacidad (o falta de voluntad) de los gobiernos locales y nacionales de proporcionar servicios hídricos y de saneamiento adecuados en estas comunidades. La población de los barrios marginales en el mundo, que se espera que alcance casi los 900 millones de personas en 2020, es también más vulnerable al impacto de los eventos climáticos extremos. Sin embargo, es posible mejorar el rendimiento de los sistemas de abastecimiento urbano de agua sin dejar de expandir el sistema ni de hacer frente a las necesidades de los pobres.
En 2050, la agricultura necesitará producir un 60% más de alimentos a nivel mundial y un 100% más en los países en desarrollo. A medida que las tasas de crecimiento actuales de la demanda de agua de la agricultura mundial se hagan insostenibles, el sector tendrá que aumentar la eficiencia del uso que hace del agua reduciendo las pérdidas y, sobre todo, incrementar la productividad de los cultivos respecto al agua empleada. La contaminación agrícola del agua, que puede empeorar con el aumento de la agricultura intensiva, puede reducirse mediante la combinación de una serie de instrumentos, incluyendo una normativa más estricta, el cumplimiento de la misma y unos subsidios bien focalizados.
Por lo general, la producción de energía requiere un consumo intensivo de agua. Responder a la creciente demanda de energía va a generar una presión cada vez mayor en los recursos de agua dulce, con repercusiones en otros usuarios como el sector agrícola y el industrial. Dado que estos sectores también necesitan energía, hay espacio para crear sinergias a medida que se desarrollan juntos. Maximizar la eficiencia en el uso del agua de los sistemas de enfriado de las plantas de producción de energía y aumentar la capacidad de la energía eólica, la energía solar fotovoltaica y la energía geotérmica serán factores clave decisivos para lograr un futuro sostenible para el agua.
Se espera que la demanda mundial de agua en la industria manufacturera aumente un 400% entre 2000 y 2050, por delante de los demás sectores, con la mayor parte de dicho aumento en las economías emergentes y en los países en desarrollo. Muchas grandes empresas han hecho progresos considerables en la evaluación y reducción del uso del agua y en sus cadenas de suministro. Las pequeñas y medianas empresas (pymes) se enfrentan a retos parecidos en lo que respecta al agua, aunque a menor escala, pero tienen menos medios y menor capacidad para afrontarlos.
Es muy probable que los impactos negativos del cambio climático en los sistemas de agua dulce superen sus beneficios. Las proyecciones actuales muestran que los cambios cruciales en la distribución temporal y espacial de los recursos hídricos y la frecuencia e intensidad de los desastres relacionados con el agua aumentan de forma significativa con el aumento de las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI). El uso de nuevas fuentes de datos, mejores modelos y métodos de análisis de datos más potentes, así como el diseño de estrategias de gestión adaptadas, pueden ayudar a responder de forma eficaz a los cambios y a las condiciones de incertidumbre.
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