Manuel Paulet Iturri, Natural de Trujillo, Perú. Es Ingeniero Agrónomo de la Universidad Nacional Agraria, de La Molina, Lima, Perú; es MSc en Manejo de Suelos de Iowa State University, y PhD, en Manejo y Conservación de Suelos y Aguas de Purdue University (USA). Actualmente es consultor internacional.
Consideraciones sobre las tres Regiones Naturales del Perú
La Sierra tiene condiciones sui géneris según los pisos altitudinales. En general, los cultivos
son de secano y, cuando se puede, con riego suplementario --principalmente en los valles
interandinos. La propiedad es ahora muy fraccionada --antes, los latifundios. Hay grandes
extensiones de laderas con pendientes mayores de 20%, que fueron cultivadas hasta perder
por erosión el poco suelo fértil que había y que termina su recorrido depositado en los valles
de la Costa o en los ríos de la Selva --todavía se observa que se sigue tratando de cultivar
donde queda algo de suelo. Los suelos con capacidad de retención de agua están en los
valles interandinos y en las cumbres donde las pendientes son moderadas. Aunque en la
Sierra llueve poco, entre 500mm en los valles a 1200mm en las cumbres, es en las cumbres
donde se almacena la mayor cantidad de agua formando lagunas y bofedales que alimentan
(o alimentaban) manantiales y arroyos de manera lenta permitiendo flujos constantes para el
estiaje. Esto se va perdiendo paulatinamente, en extensiones crecientes, con las
explotaciones mineras --que son en las cumbres e impactan al campesinado aguas abajo-- y
con el cambio climático. Mucho se habla ahora de forestar las laderas. Resultará cada vez
más difícil si carecemos de una política "efectiva" de conservación de los suelos del
territorio. Los Incas sabían de eso.
La Costa es de condiciones excelentes casi para cualquier cultivo todo el año, pero tiene que
ser con riego. Por ello, la tierra en la Costa es muy valiosa porque es escasa y diminuta en
comparación con las pampas argentinas, las planicies cultivadas del Brasil, el medio oeste americano y casi toda Europa –se puede ver en el Google Earth o volando en avión. Además, las ciudades crecen sobre los pocos terrenos fértiles disminuyendo aún más su pequeña extensión --los Incas sabían más.
El agua en la Costa, aunque es escasa y el costo de hacerla disponible es alto, se entrega a
un precio mucho menor que el costo. Sin embargo, persiste la tendencia a tratar de
convencernos que la gran empresa (de gran extensión) es lo mejor para dar empleo, para
justificar la distribución de las tierras y del agua a empresas de 1,000 a 2,000ha (Olmos) y
aun de 10,000ha (Piura) que se dedican a exportar --también resulta en la exportación del
agua. La política de Estado sobre la ocupación y protección de la tierra en general, para
todos los peruanos, no existe.
En la Selva, por las condiciones de altas temperaturas y humedad, suelos degradados e
infértiles, los ecosistemas son frágiles. El desarrollo de la Selva no puede ser mediante el
uso "intensivo" de los recursos. El desarrollo de la Selva no puede basarse en la tala de
árboles que requieren más de 100 años para ser reemplazados. Las virtudes son la flora y
la fauna en absoluta simbiosis con múltiples usos benéficos. El impacto o daño sobre una
determinada especie afecta a las demás. Por sus características, la Selva como un todo
debe conservase como propiedad de la nación. Forma parte del pulmón del mundo para el
intercambio de carbono por oxígeno. Es un recurso de vida aún por descubrir. La eventual
pérdida de la cobertura, además del balance negativo de carbono/oxígeno, afectará
negativamente los caudales de los ríos produciendo inundaciones y catástrofes --en Tingo
María en los 40´s llegaban naves de gran calado, ahora sólo lanchas. Debe impedirse el
fraccionamiento y uso no controlado de la propiedad de la tierra. Según el propietario que la
ocupe, éste puede sucumbir ante el "inversionista" interesado en extraer los recursos --
madera, petróleo y minerales-- sin preocupación de la sostenibilidad de los ecosistemas.
Para la inundación de tierras con fines de desarrollo energético, no es suficiente conseguir la
licencia social de los nativos a quienes se puede satisfacer para beneficios inmediatos. La
licencia social, en este caso, tendría que ser otorgada por toda la ciudadanía peruana.
Debemos proteger y ayudar a los nativos de la selva que viven de estos recursos para que
sigan siendo sus principales guardianes, y alinearnos con ellos para el desarrollo de
actividades productivas propias de este medio.
1. No se puede hacer investigación ni operar correctamente los sistemas si la información no es accesible y completa. Se requiere total rediseño del sistema nacional de observación y colección de información meteorológica e hidrológica. El sistema debe ser tal que el usuario “registrado” de manera gratuita pueda acceder a la información al instante, al toque de una tecla, tantas veces como sea necesario. Este sistema debe estar interconectado con el sistema de información privado que debe ser propiedad de las cuencas y/o de las organizaciones de aguas, u otros, en la medida que lo requieran para su investigación y eficiente operación.
2. La organización. Los intentos de organizar la planificación y administración del agua en cuencas de gestión desde 1990 hasta la fecha fueron diferentes. Actualmente, la nueva Ley 29338, incluye los Consejos de Cuencas para lo cual la Autoridad Nacional del Agua ha procedido a delimitar el territorio en cuencas hidrográficas. Se ha comenzado a planificar organizaciones que responden a esta Ley y sus Reglamentos en el norte del país –Lambayeque y Piura. Los Consejos de Cuenca que pueden ser una buena solución para descentralizar el manejo del agua deben corregirse en cuanto a sus atribuciones, su composición y su condición de autonomía. También, se debe dejar claro que no son la única forma de descentralizar la organización y se debe diferenciar el papel del Estado como autoridad, del papel de las organizaciones de usuarios financieramente sostenibles con autonomía para el manejo del agua.
3. El financiamiento. El problema es el constante desperdicio de dinero del Estado –y del contribuyente de todo el país-- pues en la mayoría de los proyectos, la recuperación de costos es mínima, aunque los beneficios para los usuarios pueden ser significativos. Esto es, las tarifas que se cobran para la recuperación de costos y el pago de las operaciones y mantenimiento del sistema son insuficientes –actualmente la mayor parte de los agricultores pagan un centavo de sol por m3; muy pocos pagan 2.5 centavos por m3. Así, el empresario si utiliza bien su agua –o completa la producción que persigue con productividad alta, gana por la venta del producto en el que está embutido un costo mínimo del agua . Entonces, el empresario-agricultor recibe una subvención del poblador peruano que paga impuestos . No obstante, los propietarios de áreas bajo riego siempre están exigiendo recursos del Estado para el mejoramiento de los sistemas que se deterioran con el tiempo debido justamente a la escasez de recursos para una buena operación y mantenimiento.
En realidad en el Perú, las formas de financiamiento no han resultado en la recuperación de costos por obras y operaciones realizados por el Estado. Las cantidades que se pagan no han pretendido cubrir los presupuestos. Hasta ahora los aportes de los usuarios han sido ínfimos con relación a los verdaderos costos de contar con sistemas bien estructurados y mantenidos. Así, éstos se deterioran con frecuencia y deben ser nuevamente reparados o reconstruidos, en general, a costo del Estado. O sea, por todos los peruanos.
¿De donde provienen los recursos para sufragar los servicios de agua, los costos del manejo de las cuencas y las inversiones para infraestructura?
Entre los principales rubros que hay que financiar están: (1) los servicios: agua potable, saneamiento, riego y uso industrial –extractivas y de transformación y producción de bienes; (2) los servicios e inversiones para infraestructura de almacenamiento y regulación, control de inundaciones, protección de cauces y riveras, control de la erosión, prevención y control de deslizamientos, producción de energía hidroeléctrica; (3) el equipo y el personal de operaciones para el manejo de los sistemas de recursos hídricos.
El tema de la organización debe enfocarse con base a principios generales. Por ejemplo: pueden haber organizaciones de riego, municipales, de aguas subterráneas, de multiuso. Éstas pueden ser partícipes de sistemas de recursos hídricos o cuencas. Todas deben ser independientes y auto sostenibles financieramente. Deben tener un sistema de contribuciones interno para su auto sostenimiento y también participar en el financiamiento de las obras y manejo de los sistemas de recursos hídricos que constituyen sus fuentes de agua, las cuencas o parte de cuencas. Como el caso de Olmos, lo que corresponda a los costos de la derivación del río Huancabamba hacia el río Olmos y los costos de la autoridad autónoma que se forme para manejar el sistema multiuso pues tiene hidroelectricidad, reservorios, poblaciones, irrigación antigua de agua subterránea y superficial y futuras empresas. Debe administrar el agua que se derive autorizada según convenios por las regiones de Piura y Cajamarca –el río Huancabamba nace en Piura y pasa por la región de Cajamarca en su camino hacia el oriente. Esto, para indicar que cada caso merece una legislación especial dentro de las normas de la Ley que debe ser de principios generales.
La Autoridad Nacional de Aguas (ANA) debe financiarse con los impuestos del petróleo o algo similar, pero no con las tarifas que pagan los usuarios. Su papel es definir el plan nacional de aguas, permitir las obras de acuerdo a dicho plan, hacer cumplir la Ley y, a nivel local, asegurar el cumplimiento de los derechos de acuerdo a prioridades –aunque le encargue este trabajo a las organizaciones locales. Por supuesto, nunca será autoridad sin autonomía.
Para conseguir el buen manejo del agua en la costa, antes de programar el incremento del área de riego mediante nuevos proyectos, se debe optimizar la eficiencia del uso del agua asegurando la auto sostenibilidad económica de los sistemas.
Por tanto, en la sierra el manejo del agua exige tener en cuenta las costumbres ancestrales que se adaptan a la lluvia directa, los aportes de lagunas y manantiales, así como, el buen manejo del suelo. Esto es, para que el abastecimiento sea regular, controlar la erosión y prevenir los daños sea por eventos extremos o por las circunstancias de la vida productiva en esta región.
En la selva, 60% del territorio del país, desde la vertiente oriental de los Andes hacia la Amazonía, el problema es el exceso del agua y las altas temperaturas, que originan suelos lavados profundos con arcillas desagregadas generalmente ácidos –altos contenidos de fierro y aluminio-- de muy baja fertilidad. Tiene enormes extensiones de foresta virgen y ecosistemas frágiles.
Cualquier alteración no recupera su condición natural o tarda muchos años en hacerlo –la tala de bosques vírgenes pueden demorar más de 300 años en restablecerse . Allí si hay ríos navegables hacia el oriente. En los últimos años, la utilización de los suelos para cultivos de escarda en la vertiente oriental de los Andes, con lluvias de hasta 5m anuales de precipitación y pendientes inclinadas, ha originado abundante erosión y sedimentación en los ríos –caso Huallaga en Tingo María—que ha afectado la navegación. La explotación de la selva para la extracción de madera, petróleo y minerales ha significado la deforestación de miles de hectáreas, la contaminación de grandes áreas con residuos del tratamiento de minerales y de la explotación del petróleo. Esto ha afectado también los ecosistemas, la fauna silvestre y la vida de poblaciones nativas. Las inundaciones propias de las condiciones de lluvia y fisiografía de esta región se han visto agravadas por la pérdida de la cobertura vegetal en grandes extensiones.
Las futuras concesiones forestales, petroleras y mineras que abarcan casi todo el territorio no auguran un futuro promisorio en este tema. El buen manejo del agua en la selva tiene mucho que ver con el manejo del territorio y el cuidado y salud de los recursos naturales.
Nota al pie de pagina:
(2) Las eficiencias de captación, conducción y distribución del agua corresponden en su mayor parte a sistemas de riego por inundación, en los que la eficiencia global es inferior al 30%. La agricultura de la exportación que usa riego presurizado tiene eficiencias superiores al 70%, pero el área es aún menor del 20% del total irrigado.
(3) Hasta ahora el Estado cubre los costos de los proyectos (CHAVIMOCHIC por ejemplo), paga los costos no cubiertos por las tarifas para la operación y mantenimiento y los seguros de obras terminadas (información verbal de la ANA).
(4) Esta es una razón por la cual interesa que la Amazonía continúe siendo manejada por las comunidades indígenas y no se individualice la propiedad pues esto resultaría en transacciones de compra y venta de terrenos por empresas interesadas en el petróleo, madera, minerales y otros, resultando en la destrucción total e irreversible de los ecosistemas. Desgraciadamente, la presión política y empresarial en los últimos años ha entregado ya en concesión una alta proporción de la Amazonía. También con licencia y sin ella existen actualmente áreas destruidas por la minería “informal” –caso del Departamento de Madre de Dios.
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