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HENDRIKS, Jan (2009) “Los Grandes Sistemas de Riego y el Cambio Climático: Márgenes y Medidas de Gestión”. Ponencia presentada en el Foro Nacional del Agua 2009. Lima.
Resumen ejecutivo
A escala nacional, el Perú tiene una gran abundancia de recursos hídricos. Sin embargo, esta disponibilidad se encuentra muy mal distribuida en el tiempo y espacialmente. La Vertiente del Pacífico (Costa peruana y estribaciones de cordillera) abarca el 22% del territorio nacional, alberga más del 65% de la población, pero solamente cuenta con el 1,8% de la disponibilidad total de agua del país. La Costa depende en gran medida de las descargas hídricas provenientes de la Sierra Occidental; en este sentido, debe tomarse en cuenta que en casi todos los ámbitos de la Sierra se presenta escasez de lluvias durante el periodo de marzo a noviembre, provocando problemas de disponibilidad de agua en la propia Sierra como también en ámbitos de la Costa.
De las aprox. 1´750.000 hectáreas con infraestructura de riego al nivel del país, 1´100.000 hectáreas se ubican en la Costa Peruana; de éstas últimas, sólo unas 850.000 ha son cultivadas efectivamente. De éstas, aprox. 625.000 ha se emplazan en la franja costera norte, desde Lima hasta la frontera con el Ecuador; el 94% de esta área agrícola forma parte de sistemas de riego con tamaño mayor a 10.000 hectáreas. Casi 500.000 ha cultivadas bajo riego se ubican en la zona costera al norte de la cuenca del río Santa, es decir, no reciben aporte hídrico proveniente de glaciares.
En la franja costera sur, desde Lima hasta la frontera con Chile, se encuentran cerca de 250.000 hectáreas cultivadas bajo riego. Aquí, los sistemas de riego tienen generalmente una envergadura menor: solamente 7 sistemas alcanzan un tamaño de 10.000 hectáreas (totalizando el 56% del área regada en la costa sur).
Está comprobado que en el último siglo se ha producido un proceso acelerado de calentamiento de la atmósfera al nivel mundial, y por lo tanto, también en el Perú. Esto está produciendo un cambio climático y una variabilidad climática que afectan los regímenes de precipitación, y consecuentemente, los regímenes hidrológicos de las cuencas. Además, está generando un retroceso de glaciares (en superficie y en volumen), proceso que en las próximas décadas implicará un leve incremento en el aporte hídrico de cuencas hidrográficas que albergan glaciares en sus cumbres, para luego reducirse dicho aporte en función de la merma o desaparición de estos cuerpos de hielo.
Hay indicios que el proceso de cambio climático global - y los efectos de éste sobre las circulaciones y condiciones atmosféricas - está produciendo una tendencia a que las precipitaciones en el norte del país se incrementen levemente, mientras que el nivel de precipitaciones en el sur del Perú y el Norte de Bolivia podría estar en un proceso de disminución (tanto los totales anuales como durante la temporada húmeda).
De confirmarse esta tendencia, los regímenes hidrológicos de las cuencas en el norte del país podrían contar con aguas algo más abundantes, sin que esto implique necesariamente una excesiva anomalía en las crecidas de los ríos durante las temporadas de lluvias. En general, se vería favorecida la disponibilidad de agua para -entre otros- los grandes sistemas de riego en la Costa Norte. Sin embargo, los sucesivos fenómenos de “El Niño” y de “La Niña” se seguiránpresentando, en forma errática pero siempre causando estragos, eventualmente exacerbados por una creciente variabilidad climática.
En cambio, la tendencia decreciente constatada en el régimen de precipitaciones en el Sur del país acentuaría la ocurrencia de sequías, y produciría efectos negativos en los regímenes hidrológicos en términos de la descarga hídrica en las distintas cuencas(2). Evidentemente, esto podría afectar seriamente la disponibilidad de agua para los distintos sectores de uso, entre los cuales están los numerosos pequeños y medianos sistemas de riego existentes en esta parte del país. En un escenario de esta índole, se hace aún más importante la permanencia de glaciares, los mismos que –mientras existan– no dejarán de aportar recurso hídrico en periodos de escasez o ausencia de lluvias.
Todos los sistemas de riego en el país experimentan un determinado grado de vulnerabilidad ante los pronósticos de cambio y de amenazas que se señalan líneas arriba. Quizás, los pequeños y medianos sistemas de riego – sobre todo aquellos que se ubican en (sub)cuencas hidrográficas de menor tamaño – están en mayor peligro de sufrir daños y pérdidas, tanto en su infraestructura hidráulica como en su función productiva.
Ante las posibles situaciones expuestas cabe responder con medidas diferenciadas a fin de hacer frente a los peligros y adaptarse a los cambios. De confirmarse las tendencias señaladas, los sistemas de riego en el norte del país requieren un afianzamiento de sus infraestructuras hidráulicas, así como el mejoramiento de la capacidad de evacuación y de drenaje de agua en los distintos cauces (naturales y artificiales), ante descargas hídricas destructivas que se presenten en las cuencas. Deberán intensificarse las medidas de conservación y protección en las cuencas medias y altas, a fin de menguar la erosión de suelos, así como la colmatación de embalses y redes de canales. Incentivar el uso integrado de aguas superficiales y subterráneas podrá constituir una solución – al menos parcial – ante la escasez de agua en los periodos de estiaje. Es menester adecuar las cédulas de cultivo ante la gran variación en la disponibilidad de agua entre época de crecidas y época de estiaje.
Ante el pronóstico de una menor disponibilidad de agua en el centro-sur y sur del país, deberá buscarse e implementarse las medidas más apropiadas para una mayor “cosecha de agua”, así como el incremento de la capacidad de almacenamiento de agua a todo nivel: cuenca, sistema y parcela. El mejoramiento de infraestructura hidráulica y afinamientos en la captación y distribución del agua podrán coadyuvar a que más agua llegue a su destino: la chacra y los cultivos. Estas y otras medidas son aún más relevantes, si tomamos en cuenta que la mayor parte de las cordilleras nevadas y glaciares se ubican en el centro y sur del país, donde, por lo tanto, se sentirá más los efectos de la desglaciación de estos cuerpos.
Para prácticamente todos los sistemas de riego en el país vale el hecho de que existe una medida que es la más eficaz contra la falta de disponibilidad del recurso hídrico: incrementar las eficiencias de riego(3). Considerando que la eficiencia global(4) de riego en la mayoría de los sistemas no supera el 35% a 40%, y que es posible alcanzar eficiencias promedios en el orden del 50% o más, aún con métodos de riego no presurizados, se presenta un tremendo margen para adaptarse a los probables cambios e incrementar la seguridad hídrica en los sistemas de riego.
Todo ello, nos remite a la madre del cordero: políticas, marcos normativos y asignación de recursos económicos que relacionen explícitamente la gestión del agua con la necesidad de adaptación al cambio climático. Se requiere apoyar fuertemente el desarrollo de conciencia, capacidades técnicas y de gestión en relación con el uso y manejo de sistemas de riego, con visión de cuenca, en un contexto de cambio climático. El fortalecimiento de las organizaciones de regantes se considera de crucial importancia para poder emprender en conjunto las tareas que nos esperan al respecto.
Palabras claves:
Cambio climático; régimen hidrológico; desglaciación; sistemas de riego; medidas de adaptación.
1. Presentación
El presente artículo ha sido elaborado con ocasión del Foro Nacional5 “AGUA: Políticas, Conflictos y Consensos; nuevos retos, nuevos paradigmas” que se realizó los días 7 y 8 de Septiembre 2009 en la ciudad de Lima.
Al referirse sobre todo a los grandes sistemas de riego en el Perú, el documento adquiere inevitablemente un sesgo de atención hacia las irrigaciones en la Costa Peruana, ya que los sistemas de riego en Sierra y Selva son en su gran mayoría de mucho menor tamaño que aquellos de la Costa.
Existe un gran acervo de documentación sobre los temas de cambio climático, y en menor grado sobre la situación y problemática de los sistemas de riego. Sin embargo, existe poca literatura en la cual se establece una relación entre ambos temas. Ello, junto al hecho que muchas estadísticas respecto los sistemas de riego en el Perú resultan desactualizadas o virtualmente inexistentes (caso de Sierra y Selva), hacen que varios datos presentados en el presente artículo puedan ser inexactos. Esto nos remite a la urgente necesidad de realizar mayores esfuerzos de investigación sobre la agricultura regada en el Perú, así como la actualización de las bases de datos disponibles, con cobertura nacional(6).
2. Recursos Hídricos en el Perú
2.1 Disponibilidad de Agua
La disponibilidad de agua en el Perú fluctúa enormemente entre los años, entre las temporadas del año, así como entre los distintos territorios y lugares. La principal fuente directa que determina la disponibilidad de agua dulce son las precipitaciones, y evidentemente éstas se comportan en función del clima, es decir, sumamente variable.
El cuadro 1 demuestra la disponibilidad promedio anual de agua en las tres vertientes hidrográficas del país, sumando un total de 2.045 kilómetros cúbicos por año7 . Este aporte hídrico discurre por un total de 1.007 ríos que se ubican en las 159 unidades hidrográficas (“cuencas”) del país (fuente: ANA, 2009).
Cuadro 1: Disponibilidad de Agua Superficial en el Territorio Nacional
Vertiente |
Superficie (x 1000 km2) |
Población (Nº) |
Porcentaje |
Disponibilidadde Agua( MMC / año ) |
Porcentaje |
Índice Falkenmark (m3/hab/año) |
Pacífico |
279.7 |
8,315,276 |
65% |
37,363 |
1.8% |
2,040 |
Atlántico |
958.5 |
8,579,112 |
30% |
1,998,752 |
97.7% |
232,979 |
Lago Titicaca |
47.0 |
1,326,376 |
5% |
10,172 |
0.5% |
7,669 |
TOTAL |
1285.2 |
28,220,764 |
100% |
2,046,287 |
100% |
72,510 |
Fuente: ANA, 2009, citando datos del INRENA del año 1995.
Tal como se aprecia en el cuadro anterior, la distribución de la disponibilidad de agua resulta sumamente desigual en términos espaciales: la vertiente del Pacífico (22% del territorio nacional) donde vive el 65% de la población peruana, solamente cuenta con el 1,8% de la disponibilidad total de agua del país.
Las reservas de agua dulce están principalmente en los lagos y lagunas naturales, en las represas artificiales, en los acuíferos subterráneos y en los glaciares. En general, estas reservas son relativamente ínfimas, si las comparamos con la disponibilidad de agua en los ríos. Según el Inventario Nacional de Lagunas realizado por la ONERN8 en 1980, el Perú cuenta con 12.201 lagunas, que suman un volumen total de aprox. 7.000 MMC; de ellas, al año 1980 un número de 186 estaba en explotación, equivalente a una capacidad de regulación de aprox. 3.000 MMC.
Las grandes represas construidas por el Estado en la segunda mitad del siglo pasado (1950 – 2000) se ubican casi exclusivamente en la vertiente del Pacífico(9) y suman una capacidad neta de embalse que está en el orden de los 3.500 MMC.
Los acuíferos de aguas subterráneas de mayor potencial se ubican en la costa, con una reserva explotable anual estimada en 2.700 MMC. De ello, actualmente se aprovecha un volumen promedio de aprox. 1.500 MMC/año (ANA, 2009).
Las reservas de agua dulce contenidas en los glaciares de las 20 cordilleras en el Perú suman un volumen que presumiblemente está en el orden de los 40.000 MMC(10) . Desde hace décadas, el retroceso de dichos glaciares arroja un balance de masa negativo(11), por lo cual anualmente unos 1.000 – 1.600 MMC de agua deben estar agregándose a la circulación de aguas en el territorio peruano.
Cuadro 2: Volúmenes de agua en cauces y cuerpos de agua en territorio peruano(cifras promedios, aproximadas)
Tipo de cuerpo de agua |
Magnitud |
Disponibilidad de agua superficial en los ríos |
2,046,287 MMC/año |
Agua embalsada en lagunas (no incluye lago Titicaca) |
7,000 MMC |
Agua explotable en lagunas regulables |
3,000 MMC |
MCapacidad neta de represas artificiales |
3,500 MMC |
Volúmen explotable en acuíferos |
2,700 MMC |
Volúmen de agua contenida en glaciares (dato provisional) |
40,000 MMC |
Aporte hídrico adicional por retroceso de glaciares (dato provisional) |
1,000 - 1,600 MMC/año |
Fuentes: ver texto arriba y notas de pie.
2.2 Demanda de Agua
Se estima que el uso consuntivo total anual de agua en el Perú (20,072MMC/año) es en promedio sólo el 1% de la disponibilidad total (2´046.287 MMC/año). En la vertiente del Titicaca y sobretodo en la vertiente del Atlántico, la proporción de la demanda consuntiva de agua en relación con la oferta hídrica resulta aún menor (ver cuadro 3). En cambio, en la vertiente del Pacífico una parte considerable del agua disponible es usada para fines productivos (riego), agua potable y otros.
Cuadro 3: Disponibilidad versus uso consuntivo de agua en el Perú(volúmenes en MMC/año)
Vertiente |
Disponibilidad |
Uso consuntivo |
Porcentaje |
Pacífico |
37,363 |
17,542 |
47.0% |
Atlántico |
1,998,752 |
2,437 |
0.1% |
Lago Titicac |
10,172 |
93 |
0.9% |
TOTAL |
2,046,287 |
20,072 |
1.0% |
Fuente: elaboración propia, basada en datos de ANA, 2009.
La aparente abundancia de agua en el país resulta ser un supuesto muy engañoso. Pues, gran parte de la Sierra peruana y Ceja de Selva forman parte de la vertiente del Atlántico, y es sabido que estos espacios sufren a menudo una notoria escasez de agua, particularmente en las temporadas de estiaje. Por otro lado, en la Selva amazónica las precipitaciones alcanzan valores de hasta 4.000 mm/año, pero las descargas hídricas apenas pueden ser aprovechadas para uso consuntivo. Así, por ejemplo, la cobertura poblacional de servicios de agua potable en la parte amazónica es la más baja del país (en el orden de tan solo el 40%. (12).
En la vertiente del Pacífico, el uso consuntivo de agua alcanza a casi la mitad de la disponibilidad promedio. Aquí, las descargas de agua en los ríos se concentran entre los meses de diciembre y marzo, a consecuencia de los escurrimientos que producen las lluvias en la parte occidental de la Sierra durante esta temporada. El resto del año, los ríos que atraviesan la costa reducen considerablemente su caudal, en su mayoría sin poder satisfacer las demandas de agua; menos aún, para mantener el suficiente caudal ecológico.
El cuadro 4 presenta los volúmenes anuales de agua que absorben los distintos sectores de uso en el país. La agricultura regada es el sector que más agua demanda: en el orden del 80% de la demanda consuntiva total. El menor porcentaje de demanda se registra en el sector minero. Sin embargo, debe tomarse en cuenta que una considerable parte de la actividad minera se localiza en zonas de poca disponibilidad de agua (flancos occidentales de la Sierra), lo cual a menudo constituye un factor importante en cuanto a competencia local por el agua.
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