La importancia de un glaciar como “regulador hídrico” depende de la proporción de cobertura
glaciar que tiene cada cuenca, el régimen pluvial en las distintas altitudes, así como de los factores
que determinan el proceso de desglaciación: mayormente, el balance de masa (inducido por
variables climáticas) y las características topográficas del glaciar (pendiente, morfología del lecho
rocoso, etc.)(18). Esto hace que se presentan situaciones muy diversas en las distintas partes del país
con respecto a la presencia e influencia de glaciares sobre la disponibilidad de agua en grandes
sistemas de riego, aspecto que será abordado con más detenimiento en la sección 4.4.
4. Cambio Climático y Regímenes Hidrológicos
El clima siempre es cambiante. En ello, la interacción entre temperatura, humedad, precipitación, flujo del aire (vientos), radiación solar y evaporación son factores claves que determinan en gran medida el comportamiento del ciclo hidrológico, y particularmente, el régimen de descarga hídrica de una cuenca. Por lo tanto, la preocupación no está en las variaciones climáticas en sí, sino en las fuertes anomalías que se presenten en éstas, particularmente desde el último siglo. El IPCC (19) ha señalado que existe definitivamente una relación inequívoca entre el incremento de las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) (20) en la atmósfera y el incremento de la temperatura promedio en el mundo. En la figura 2 se aprecia que durante al menos los últimos 400,000 años la concentración de CO2 se ha mantenido entre aprox. 200 – 280 ppm, cifra que a partir del siglo IXX (inicio de la era industrial) empieza a incrementarse, hasta alcanzar una concentración por encima de los 380 ppm en la actualidad. Se constata una relación directa entre estas concentraciones atmosféricas de CO2 y la variación de la temperatura promedio en el mundo; durante el siglo XX esta temperatura media mundial ha aumentado en aprox. 0.6 ºC (± 0.2). Indudablemente, esta variación estructural tiene efecto sobre el comportamiento de las circulaciones atmosféricas y de las aguas marinas, y por ende sobre los ciclos hidrológicos y regímenes de descarga hídrica de las cuencas.
Figura 2. Tendencia histórica en la concentración de CO2 y temperatura atmosférica
Fuente: UNEP/GRID-Arendal, 'Historical trends in carbon dioxide concentrations and temperature, on a geological and recent time scale', UNEP/GRID-Arendal Maps and Graphics Library, June 2007.
4.1 Cambio Climático y Variabilidad Climática
La variabilidad climática se define como el rango de valores que el clima puede asumir en un lugar particular a lo largo del tiempo. Normalmente, la variabilidad climática es una característica inherente al sistema climático natural. Sin embargo, se reconoce que la variabilidad climática puede exacerbarse a consecuencia del calentamiento global (21). La oscilación en la temperatura superficial de las aguas en el Océano Pacífico y su interacción con la atmósfera circundante y atmósfera global (fenómeno ENSO: “El Niño” South Oscillation) cabe dentro de la definición de variabilidad climática, aunque algunos afirman de que su comportamiento ya estaría alterándose a consecuencia del cambio climático.
La United Nations Framework Convention on Climate Change (UNFCCC) define el cambio climático como un cambio estructural del clima que se atribuye directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera global, y que se produce en forma adicional a la variabilidad natural del clima observada en periodos de tiempo comparativos(22). El incremento de temperatura en la atmósfera de la tierra (calentamiento global) es un fenómeno que corresponde a la definición de cambio climático.
El cambio climático y la variabilidad climática producen alteraciones en el régimen de precipitaciones en el Perú (y zonas trópicas aledañas), en las descargas hídricas que se generan a partir del escurrimiento de las aguas que precipitan al suelo y por lo tanto, también en los regímenes hidrológicos de las cuencas hidrográficas. Ello, adicionalmente a los cambios hidrológicos provocados por otras causas naturales o antrópicas: pérdida de suelos por erosión, sobrepastoreo, deforestación, etc.
4.2 Cambios Estructurales en los Patrones de Precipitación
Hay indicios que el proceso de cambio climático global - y los efectos de éste sobre las circulaciones y condiciones atmosféricas - está produciendo una tendencia a que las precipitaciones en el norte del país se incrementen levemente, mientras que el nivel de precipitaciones en el sur del Perú y el Norte de Bolivia podría estar en un proceso de disminución (tanto los totales anuales como durante la temporada húmeda)(23).
De confirmarse esta tendencia, los regímenes hidrológicos de las cuencas en el norte del país podrían contar con aguas algo más abundantes, sin que esto implique necesariamente una excesiva anomalía en las crecidas de los ríos durante las temporadas de lluvias. En general, se vería favorecida la disponibilidad de agua para – entre otros – los grandes sistemas de riego en la Costa Norte.
En cambio, la tendencia decreciente constatada en el régimen de precipitaciones en el Sur del país acentuaría la recurrencia de las sequías, probablemente también la ocurrencia e intensidad de las heladas y produciría efectos negativos en los regímenes hidrológicos en términos de la descarga hídrica en las distintas cuencas. Evidentemente, esto podría afectar seriamente la disponibilidad de agua para los distintos sectores de uso, entre los cuales los numerosos pequeños y medianos sistemas de riego existentes en esta parte del país. En un escenario de esta índole, se hace aún más importante la permanencia de glaciares, los mismos que – mientras existan - no dejarán de aportar recurso hídrico en periodos de ausencia de lluvias.
4.3 Extrema Variabilidad en Precipitación y Descarga Hídrica
Tal como fue señalado en el acápite 4.1, la oscilación en la temperatura superficial de las aguas en el Océano Pacífico y su interacción con la atmósfera circundante y atmósfera global (fenómeno ENSO: “El Niño” South Oscillation) cabe dentro de la definición de variabilidad climática. No se tiene todavía evidencia determinante que su ocurrencia e intensidad estaría en relación con el cambio climático actual, pues las referencias respecto este fenómeno tienen una data más larga que la constatación del calentamiento global.
Si bien la frecuencia con que se manifiesta el fenómeno resulta muy irregular (entre cada 1 a 12 años) (24), en el siglo XX ocurrieron al menos tres “Niños” mayores: 1924/25, 1982/83 y 1997/98. Durante el último Niño, las precipitaciones en la costa norte alcanzaron una magnitud 10 veces mayor que el promedio normal (2.000 mm versus 200 mm)(25). El río Piura se convirtió en un torrente con caudales de hasta casi 5.000 m3/s, es decir, unas cien veces más que su régimen normal durante las temporadas húmedas. Los sucesivos “Niños” – particularmente el de 1997/98 – han demostrado tener una capacidad muy destructiva sobre el territorio y las infraestructuras (viales; hidráulicas; etc.).
El alcance territorial del fenómeno de “El Niño”, así como de sus estragos, tiene un carácter algo errante. En el caso del Perú, se presenta normalmente con más fuerza en el extremo norte del país, aunque en 1997/98 ocasionó también serias inundaciones en el departamento de Ica, entre otros dañando infraestructura de riego.
4.4 Proceso de Desglaciación y su Incidencia en Sistemas de Riego
El Perú alberga más del 70% (aprox. 2.000 km2) de la superficie total de los glaciares tropicales en el mundo (estimada en 2.750 km2). En las últimas décadas, las investigaciones sobre el comportamiento de dichos glaciares se han intensificado, incentivado por la preocupación con respecto al fuerte retroceso de estos cuerpos hídricos; retroceso que se relaciona directamente con el cambio climático (aumento estructural de la temperatura en la atmósfera), y agravado en periodos de presencia de los fenómenos de “El Niño” y “La Niña” (26). El siguiente cuadro presenta datos recientes sobre el ritmo de retroceso de la superficie glaciar en la Cordillera Blanca.
Cuadro 9. Retroceso de los glaciares en la Cordillera Blanca
Año |
Superficie Glaciar (km2) |
Retroceso con respecto a 1970 ( % ) |
Ritmo promedio de retroceso anual |
Retroceso total en 23 años ( % ) |
1970 |
723 |
- |
- |
26% |
1997 |
611 |
15.5% |
0.6% |
2003 |
535 |
12.4% |
4% |
Fuente: comunicación de Marco Zapata, Unidad de Glaciología, Huaraz (2008)
En general, la magnitud del retroceso de glaciares en los Andes es estimada en 400 – 600 mm equivalente de agua por año (w.e./year) para los glaciares “grandes”, y 1.000 – 1.300 mm equivalente de agua por año en el caso de los “pequeños” glaciares (27). Sin embargo, más allá de algunas estimaciones de carácter relativamente informal, hasta la fecha no se han realizado muchos estudios respecto la incidencia de este retroceso en los regímenes hidrológicos de las distintas cuencas del país, ni sobre la capacidad reguladora de los glaciares respecto la disponibilidad estacional de agua, particularmente para (grandes) sistemas de riego.
Debe tomarse en cuenta que los glaciares “sueltan” (28) – con fluctuación estacional – un volumen de recurso hídrico equivalente a la masa acumulada de nieve/hielo recibida por las precipitaciones; ello, en caso de equilibrio en el balance de masa (“ablación nominal”). A esto debe agregarse el volumen adicional de agua generado por pérdida estructural de masa glaciar (retroceso glaciar) que se está produciendo a causa de cambio climático, y cuya magnitud está señalada en el párrafo anterior. Entonces, el régimen de aporte hídrico de un glaciar es constituido por la superposición (suma) de estos dos procesos, es decir, por el derretimiento “nominal” y por retroceso glaciar.
Figura 3. Ubicación de las Cordilleras Nevadas en el Perú
En términos gruesos, y basándose en la información disponible sobre superficies glaciares en el Perú, así como por las aproximaciones que se han realizado respecto la magnitud de las pérdidas en los balances de masa glaciar (ver arriba), el autor estima que el aporte hídrico total de los glaciares en el Perú podrá estar en el orden de los 2.000 – 3.000 MMC/año, es decir, equivalente al 10 – 15 % de la demanda consuntiva de agua en el país (ver cuadros 2, 3 y 4). Presumiblemente, la mitad de esta “producción de agua” se origina por el proceso nominal de derretimiento (en balance con el input de precipitaciones sobre el glaciar), mientras el autor asume que la otra mitad es a consecuencia de los procesos de retroceso glaciar. Dependiendo de la altitud y del régimen de temperatura ambiental en cada zona glaciar, una considerable proporción de estos aportes de agua se estaría produciendo en la época de estiaje (abril – noviembre), periodo crítico para – entre otros - la provisión de agua a los (grandes) sistemas de riego.
Tal como ya se mencionó en el acápite 3.3, se presentan situaciones muy disímiles en el país con respecto a la presencia e influencia de glaciares sobre la disponibilidad de agua en (grandes) sistemas de riego. Evidentemente, existe una estrecha relación con la ubicación geográfica de las distintas cordilleras nevadas en el país: ver figura 3.
En la parte septentrional de la Costa Norte del Perú, a excepción del área de influencia del proyecto
Chavimochic29, ninguno de los sistemas de riego al norte del río Santa – totalizando un área
registrada bajo riego de más de 472.400 ha(30) - cuenta con alimentación hídrica desde glaciar
alguno, por lo cual en esta parte del país el régimen de disponibilidad de agua para riego depende
exclusivamente del comportamiento pluvial en las respectivas cuencas, así como de la capacidad de
almacenamiento que se haya podido instalar mediante la construcción de embalses artificiales
(Poechos, San Lorenzo, Tinajones, Gallito Ciego).
En cambio, la influencia de los glaciares de la Cordillera Blanca sobre el régimen hidrológico de la
cuenca del río Santa debe considerarse notoria: normalmente, este río logra mantener un aporte
hídrico promedio por encima de los 25 m3/s (ver figura 4), aún en época de estiaje de años muy
secos. Este hecho es de suma relevancia tanto el aprovisionamiento de agua a varios sistemas de
primera importancia: la central hidroeléctrica del Cañón del Pato (capacidad instalada: 263
Megawatt), el sistema de irrigación Chavimochic, las irrigaciones Irchim y Santa-Lacramarca, y el
Proyecto Especial Chinecas. En ello, debe tomarse en cuenta que la extensión glaciar de la
Cordillera Blanca está (todavía) en el orden de los 500 km2 (la cuarta parte de la superficie glaciar
actual en el Perú), y cuyos flancos están expuestos en aprox. un 70% hacia la cuenca del río Santa.
El aporte de agua desde estos glaciares occidentales de la Cordillera Blanca no solamente es
importante para el régimen hidrológico del río Santa, sino también para los múltiples (pequeños)
sistemas de riego en el Callejón de Huaylas que reciben agua directamente desde los afluentes que
discurren a mayor altitud, antes de confluir con el río Santa.
Figura 4. Régimen hidrológico del río Santa
Click para abrir parte 4..